En esta exposición descubrirás la dualidad de un universo infinito de creatividad, una expresión de arte a través de los sueños y miedos pero que a su vez son la identidad y reconocimiento de la espiritualidad de los artistas, donde experimentaras momentos que se ocultan de la realidad
La falta espacios de descanso en esta urbe que crece llena de cemento gris y fría, hace que mi mente tenga la necesidad involuntaria de crear espacios efímeros, ya sean casas, caminos, paisajes o simples habitaciones más o menos amplias, que de un sueño a otro los reconozco como espacios ya soñados; no se identifican siempre con espacios conocidos de la vida de cotidiana, sino que son únicos en sí mismos; son estrictamente “espacios oníricos”, espacios del sueño. Estos espacios me sirven para poder establecer mis elementos, mis composiciones, mi crítica, mi obsesión por evidenciar desde mis propias formas lo que mis ojos observan, pero mi mente transforma, los miedos, Los sueños, la soledad, los migrantes, lo onírico, la vida… son temas que abordo dentro de mi obra.
El arte se manifiesta a través de la libertad creativa, de pensamiento y sentimiento, al colocarse frente a un material, comienza un proceso de autodescubrimiento y de entendimiento de la materia, se transformar una limitación en el resurgimiento de una idea, expresando valores espirituales y morales, alcanzando una nueva armonía sensible, de la interacción social, así como de la relación con la naturaleza. Se trata de escudriñar en el interior de cada persona, invitándola a la reflexión y a encontrar un equilibrio consigo mismo. Es así como la mente transforma pensamientos y sentimientos, volviendo vulnerable a el escultor ante lo indomable del material, tomando su propia forma, se vuelve cómplice y aliada o inesperada.
